Autor: Escarlata
Continúo con este tema que iniciamos en un post anterior. La elección del perro como posible perro guía comienza muy precozmente. Se van haciendo sucesivos test en el cachorro de pocos meses, de modo de preseleccionar los mejores ejemplares. Una buena salud y carácter adecuado son las claves.
Algunos centros de entrenamiento prefieren las hembras, pero no hay consenso en este sentido. Una vez preseleccionado el cachorro se lo envía con una familia que lo tendrá hasta los 8 meses o un año. En ese tiempo, se trata que el animal socialice y desarrolle su carácter. Es visitado con frecuencia por los entrenadores, siguiendo los tests de aptitud. Si es descartado, la familia se lo puede quedar, puede pasar a ser adoptado por otra, o volver al centro de entrenamiento.
Una vez superado el período con la familia empieza el entrenamiento específico, que se va volviendo cada vez más complejo con el tiempo. No se trata de que aprenda a buscar sillas vacías en el metro ni a esquivar obstáculos simplemente. El mundo del perro es en base a giros, señas que interpretar y transmitir. El arnés es el instrumento a través del cual ese lenguaje se utiliza. Este intensivo período de entrenamiento tiene una duración variable, pero lleva varios meses.
Si todo sale bien, es el momento de presentarle a su posible dueño. Varias semanas de trabajo en conjunto entre el perro lazarillo y la persona que será su dueño, son la clave para el éxito. Esta etapa dura varias semanas.
Una vez que el perro pasa a vivir con su dueño, el centro de entrenamiento supervisa en forma periódica la situación. Nuevas necesidades (como mudanzas o estado de salud de ambos) justifican esta supervisión.
En España existe un centro de entrenamiento que es referente mundial: ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España). El trabajo que allí se hace tiene nivel de excelencia.
Imagen: miqueridolabrador.com.ar