Por el mes de agosto del año dos mil siete, apareció en todos los medios de comunicación, la historia de Oscar. Oscar es un gato, que fue recogido de la calle por uno de los empleados de un geriátrico en los Estados Unidos, más precisamente en Steere House de Rohode Island de Providence.
Hasta aquí la historia era de lo más tierna y común, el giro inesperado de está es que el felino aparentemente tiene un don con el que puede detectar la inminente muerte de los pacientes a los cuales visita y acompaña constantemente.
Los cuentos y las anécdotas son de todo tipo, pero el doctor David Dosa, geriatra del centro tomó muy en serio la conducta del gato y se tomó su tiempo para seguir con rigurosidad científica tal comportamiento.
En estos días este doctor está publicando un libro en donde presenta todas las historias de los enfermos terminales que en su momento final fueron acompañados por Oscar en el momento justo de dejar esta vida. El libro no se centra en las historias sino en algo más sensible que es el poco conocimiento que tenemos sobre los residenciales para ancianos y de cómo se vive allí.
Habrán muchas opiniones al respecto tantas como lugares apropiados y de los otros.