El gato como cazador (II)

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En un post anterior veíamos algunas características de los gatos como cazadores. En primer lugar destacamos que la caza para los gatos es un mandato de supervivencia. Como carnívoros exclusivos necesitan hacerlo. Su contextura física favorece todas las características propias de su estilo de caza: en solitario, al acecho y de preferencia nocturna.

El gato acecha hasta que considera prudente lanzarse sobre la presa. En ese momento la sujeta fuertemente con las uñas y tiene un estilo de matar propio. Una certera mordida entre las vértebras del cuello paraliza y mata la presa. Otros felinos tienden a asfixiar a la victima, presionando sobre su cuello intentando bloquear el pasaje de aire.

La eficiencia de esta técnica no es muy alta, lo que exige gran número de intentos. Por ejemplo, solamente atrapa dos de cada diez aves. Con los ratones las cosas mejoran bastante: uno de cada dos. Los gatos que viven en completa libertad pueden elegir entre otras piezas de caza: liebres, conejos, reptiles, etc.

La madre enseña a los cachorros a cazar desde muy pequeños. Incluso los juegos que se ven entre los miembros de la camada recuerdan el acecho y atrapamiento de presas. Primero la madre les trae presas recién cazadas. Más tarde trae algún que otro ratón con vida, para que los gatitos lo intenten.

Un gato promedio adulto necesita entre 8 y 9 ratones por día. Por este motivo, alimentar al gato con pequeñas raciones repartidas durante el día, es algo más que lógico.

Si bien suena casi desagradable, es una conducta natural.

Imagen: flickr.com


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