El gato esfinge, nuestro compañero sin pelo

Se han puesto de moda desde hace unos años: los gatos esfinge a duras penas parecen gatos, con ese cuerpo desnudo y lleno de arrugas, pero quienes los tienen aseguran que son excelentes compañeros. ¿Cuáles son los cuidados que necesitan?

A simple vista, ya nos podemos imaginar que estas mascotas van a tener un problema fundamental: debido a su mutación genética carecen de la protección que otorga el pelo al resto de felinos, y esto supone que pueden verse afectados por las temperaturas o por el sol directo. Igual que nosotros, pueden sufrir quemaduras en la piel; es importante, por tanto, que en verano nos aseguramos de que se quedan resguardados en casa y se abstengan de salir al patio o al jardín si estos no están a la sombra. Por supuesto, obviamos decir que no deben salir a la calle… y es que esto no lo recomendamos en ninguna circunstancia ni estación, realmente. Poco puede durar con nosotros una de estas inusuales mascotas si algún desaprensivo la encuentra vagando sola.

Dos variedades: europea y americana

Son bastante parecidos, pero debemos saber distinguir entre los dos tipos de gato esfinge que existen en el mercado. El europeo es de un tamaño más alargado, mientras que el americano es más achaparrado y menos delgado que el anterior. Las diferencias son simplemente morfológicas: en lo referente a los tonos que pueden lucir en su piel (desde tonos rojizos hasta otros levemente azulados, como el que veis en la foto) y los variados colores de sus ojos (verdes, amarillos…) son idénticos. Y lo mismo en cuanto a carácter. Más allá de la inusual estética, si algo llama mucho la atención de estas mascotas y atrae a mucha gente a hacer el desembolso es precisamente lo que se dice de su comportamiento: se trata de gatos muy tranquilos, apacibles y cariñosos, que se comparan en este sentido a menudo con los persas.

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